El calipso de Manuel Monestel desafió al frío y la lluvia.
Comentario de:william Velasquez.
Este 15 de noviembre parecía el típico domingo largo y aburrido, sin nada que ver ni hacer en Turrialba; y la insistente llovizna enfriaba aún más de lo normal ese medio día que, más por compromiso que por otra cosa, me acerqué al Parque Quesada Casal para hacer algunas tomas de la presentación de la Banda Municipal. Lo que no me esperaba era presenciar la corta pero amena presentación del músico Manuel Monestel, quien además de ser el líder de la agrupación Cantoamérica, se ha destacado por su larga trayectoria de rescate de la música afrocaribeña, con especial énfasis en el calipso auténtico limonense.
El frío, los músicos de la banda y una masa de gente que no superaba las veinte personas, fueron los pocos testigos de su talento. Guitarra en mano, el hombre de barba blanca, verbo fácil y figura espigada desafió a la lluvia con sus canciones, iniciando con un calipso "triste como este clima", titulado "Come back Lisa", seguido de "Miedo" y "Seguirá el amor", poema de Virginia Grutter musicalizado por el propio Monestel.
Apenas transcurrían 10 minutos y ya la poca concurrencia se había entregado por completo al disfrute de un estilo musical pocas veces divulgado fuera de la zona caribeña. Fue en este momento que Manuel invitó a uno de los integrantes de la banda a subir las gradas del kiosco para improvisar un solo de flauta en el intermedio de "Come and take me home", otra historia cotidiana hecha calipso en la que relata la historia de "un muchachito con malas juntas".
Y, como del rescate del folklore caribeño se trataba el asunto, Monestel no podía irse sin rendir tributo al calypsonian costarricense Walter Ferguson, mítico cantautor nacido en Panamá en 1919, pero que pronto se estableció con su familia en Cahuita, lugar del que nunca más salió y en cuyas playas dio a luz las más entrañables y bellas canciones del repertorio autóctono de nuestra zona atlántica. "Cabin in the water" y "On Carnaval Day" se filtraron en los oídos y el alma de los presentes, quienes quedamos con ganas de escuchar más de esas sencillas pero mágicas melodías.
Fue aquí donde caí en la cuenta del gran tesoro cultural que pocas veces apreciamos y que, si no fuera por gente como Manuel Monestel, no hubiera sobrevivido al paso de los años.
Es de agradecer la iniciativa de los organizadores de este festival, ya que es una forma eficaz de que la población conozca a nuestros buenos músicos, siempre marginados a la sombra de los falsos artistas foráneos desposeídos del más mínimo talento, con que nos bombardean los medios de comunicación colectiva. Esperemos que estas actividades se sigan realizando así, al aire libre y abiertos a todo público, ya que es de esta manera, de boca en boca (o de oído en oído) como mejor podemos redescubrir y rescatar nuestras más típicas manifestaciones culturales.
2 comentarios:
Creen ustedes, por favor, que lleguemos a esto en Costa Rica por los derechos de la música?
http://www.youtube.com/watch?v=_cQHb4jnpYI&playnext=1&list=PL0B779F1008749D80
Gracias.
No se lo de los derechos, pero el derecho de la musica es más popular que legal, es necesario empoderarse de las expresiones autóctonas. Soy de Uruguay y tuve el enorme placer de escuchar calipso en limón, y de verdad que me parece algo increíble y espectacular... creo que es deber de todos no dejar morir esas expresiones musicales nativas, creadas por el corazón y la inspiración de uno de los lugares más bonitos del mundo. Pura vida!
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