lunes, 21 de diciembre de 2009
Comentario de:william Velasquez.
Este 15 de noviembre parecía el típico domingo largo y aburrido, sin nada que ver ni hacer en Turrialba; y la insistente llovizna enfriaba aún más de lo normal ese medio día que, más por compromiso que por otra cosa, me acerqué al Parque Quesada Casal para hacer algunas tomas de la presentación de la Banda Municipal. Lo que no me esperaba era presenciar la corta pero amena presentación del músico Manuel Monestel, quien además de ser el líder de la agrupación Cantoamérica, se ha destacado por su larga trayectoria de rescate de la música afrocaribeña, con especial énfasis en el calipso auténtico limonense.
El frío, los músicos de la banda y una masa de gente que no superaba las veinte personas, fueron los pocos testigos de su talento. Guitarra en mano, el hombre de barba blanca, verbo fácil y figura espigada desafió a la lluvia con sus canciones, iniciando con un calipso "triste como este clima", titulado "Come back Lisa", seguido de "Miedo" y "Seguirá el amor", poema de Virginia Grutter musicalizado por el propio Monestel.
Apenas transcurrían 10 minutos y ya la poca concurrencia se había entregado por completo al disfrute de un estilo musical pocas veces divulgado fuera de la zona caribeña. Fue en este momento que Manuel invitó a uno de los integrantes de la banda a subir las gradas del kiosco para improvisar un solo de flauta en el intermedio de "Come and take me home", otra historia cotidiana hecha calipso en la que relata la historia de "un muchachito con malas juntas".
Y, como del rescate del folklore caribeño se trataba el asunto, Monestel no podía irse sin rendir tributo al calypsonian costarricense Walter Ferguson, mítico cantautor nacido en Panamá en 1919, pero que pronto se estableció con su familia en Cahuita, lugar del que nunca más salió y en cuyas playas dio a luz las más entrañables y bellas canciones del repertorio autóctono de nuestra zona atlántica. "Cabin in the water" y "On Carnaval Day" se filtraron en los oídos y el alma de los presentes, quienes quedamos con ganas de escuchar más de esas sencillas pero mágicas melodías.
Fue aquí donde caí en la cuenta del gran tesoro cultural que pocas veces apreciamos y que, si no fuera por gente como Manuel Monestel, no hubiera sobrevivido al paso de los años.
Es de agradecer la iniciativa de los organizadores de este festival, ya que es una forma eficaz de que la población conozca a nuestros buenos músicos, siempre marginados a la sombra de los falsos artistas foráneos desposeídos del más mínimo talento, con que nos bombardean los medios de comunicación colectiva. Esperemos que estas actividades se sigan realizando así, al aire libre y abiertos a todo público, ya que es de esta manera, de boca en boca (o de oído en oído) como mejor podemos redescubrir y rescatar nuestras más típicas manifestaciones culturales.
por Ana María Parra
Biografía de Manuel Monestel
Ser un josefino no le ha impedido a Manuel Monestel llevar en el corazón la cultura del Caribe costarricense. Este músico, que tiene una carrera de casi 40 años encima, tiene en su partida de nacimiento que fue parido en San Pedro de Montes de Oca, pero con Cantoamérica, en solitario o através de sus muchas investigaciones en la música ha rescatado el calipso, otras sonoridades de la música de raíz afro, y por consiguiente, ha promovido la difusión de la cultura que hierve en el Atlántico costarricese como sucede en Limón.
Inquieto. Ese es un buen calificativo para describir a Monestel. Se le conoce como el líder de Cantoamérica –donde ha hecho hasta boleros pero sin olvidar jamás al calipso–, sin embargo, sus andanzas en la música van mucho más allá porque ha sido integrante y director de grupos como Erome y Tayacán paralelamente a su trabajo como cantautor solista.
Completo. Esa es otra buena palabra para colgarle a Monestel. Además de ser músico, de oficio y profesión, estudió Sociología en la Universidad de Costa Rica e Investigación de la Cultura Popular en la Universidad de Bahía, en Brasil. Posteriormente obtuvo una maestria en artes en la Universidad de Costa Rica. ¿Con semejante formación podría haber hecho Manuel menos de lo que ya ha aportado a Costa Rica?
Continuación:
Cantoamérica es la referencia más fuerte porque con este grupo ha grabado 12 discos y prepara uno más bajo el sello Papaya Music. De ese material aún inédito fue que Monestel grabó dos temas a manera de versiones únicas y adelanto para Viva el Acústioc: "Merry Woman" y "Corazón latino."
Su camino como cantautor también ha sido importante para el desarrollo de la música, no solo de Costa Rica, sino también de Centroamérica. Y quizás, mucha gente desconoce este dato: Manuel Monestel fue cofundador del movimiento de la Nueva Canción Costarricense junto al nicaragüense Luis Enrique Mejía Godoy –en la época que este vivía en Costa Rica–, Rubén Pagura, Rodrigo Salas, Dionisio Cabal –cuyo referente es haber sido, entre otras cosas, fundador de Cantares– y Bernal Monestel –hermano de Manuel y quien lleva más de 15 años promoviendo la música de fusión y étnica desde las radios o bien con su serie Mundoloco–.
La música de Monestel ha llegado lejos, varios de sus discos han sido editados en México, Alemania, Italia y España.
Otra faceta importante en la vida artística de Monestel, y que será fundamental para la historia de la música de Costa Rica, es su papel de investigador. Desde los años 80 investiga y difunde el calipso limonense qu él bien define como: "música identitaria de la población afrocostarricense". A partir de sus investigaciones, Monestel ha grabado varios discos y ha difundido mucha música tanto nacional como internacional. Uno de sus proyectos más sonados, en esto de investigar, rescatar y tocar, fue haber grabado, como solista o con Cantoamérica y hasta con el pianista Manuel Obregón, la música de los calipsonians limonenses Walter Ferguson, Cyril Silvan y Herbert Glinton (Lenki), entre otros. Ha escrito al menos 25 artículos relacionados con la música y que han sido publicados en revistas como Escena (de la Universidad de Costa Rica), Revista Nacional de Cultura (de la Universidad Estatal a Distancia), Popular Music (de la Universidad de Cambridge, Inglaterra), la revista Aportes, Fronteras (del Instituto Tecnológico de Costa Rica) y Suplemento Cultural (de la Universidad Nacional). Ha publicado artículos en periódicos como La Nación, Tiempos del Mundo y Semanario Universidad.
Manuel Monestel ha participado en muchos festivales y conciertos en países de Norteamérica, América Latina, Europa y Asia. Ha alternado con figuras como Pete Seeger, Harry Belafonte, Silvio Rodríguez, Mercedes Sosa, Pablo Milanés, Gabino Palomares, el chileno Tito Fernández El Temucano, Daniel Viglietti, Chico Buarque, Paul Kantner y Lord Protector. O sea, desde figuras de la Nueva Trova Cubana hasta grandes exponentes del folclor y del reggae.
En el 2005 publicó el libro Ritmo, canción e identidad. Una Historia Sociocultural del calypso limonense. Fue publicado por la Univesidad Estatal a Distancia. En el 2007 este libro ganó el premio de la IASPM (International Association for the Stuy of Popular Music)como mejor libro del año.
Este año, Manuel Monestel fue invitado por la Universidad de Cornell, en Nueva York, para impartir un curso de musicología y participar de un seminario de investigacion.
Y como si fuera poco realizó en este 2009 conciertos en IThaca y Cortland (en Nueva York) y en Bowling Green, Ohio.
Si algo tiene Manuel Monestel es que no se cansa de aportar. Pero es también un hombre en pie de guerra; ha defendido hasta con las uñas la música de cantautor y la música con contenido social, antropologico y cultural. Su lucha, y su valentía, lo llevó a dar un polémico discurso en la entrega VII de los premios ACAM a la música nacional; un discurso que el 25 de mayo en el Auditorio Nacional sacó aplausos, y a dueños de estaciones de radio, entre otros, les dejó ronchas. Así es él, por dicha.
sábado, 15 de agosto de 2009
Aportes de los artistas a una agenda nacional de cultura (24 de julio de 1996) en el foro La voz de los artistas al final del milenio
En Costa Rica tenemos complejo de inferioridad en el arte *. Manuel Monestel * *
Habría que empezar por reflexionar un poco sobre las relaciones del artista con el medio, sobre cómo es la relación de los artistas con el arte mismo, con su identidad personal, con su identidad social, con las relaciones de producción, con la tecnología, con los mercados internacionales. Todas estas son características o rasgos importantes de reflexionar en un foro como éste. Se dan una serie de problemas típicos. Uno muy importante, creo yo, es la confusión del quehacer artístico con lo que yo llamo “los espejismos comerciales”, o sea, todo lo que propone la gran industria del arte en estos momentos, en donde se confunde lo que es arte con lo que es producción para consumo. Esto tiene que ver muchísimo con los sponsor. En la medida en que los artistas están, de alguna manera, determinados por esas entidades comerciales, el arte que puede surgir de un contexto como el costarricense no puede ser sino, en general, bastante chato, con poco perfil o con un perfil definido directamente por las empresas que financian esas producciones. Se empiezan a generar problemas como el de la reproducción de esquemas ya probados por los mercados y la industria artística; se da una subvaloración de la originalidad pues la gente no produce en función de lo que quiere expresar o de lo que le nace sino de lo que va a ser colocable en el mercado, lo que va a ser vendible, buscando el “nicho” en el mercado.
Esto se da en un contexto en el que hay poca conciencia de las raíces culturales como fuente, como materia prima para la producción artística; ese parece ser un problema estructural del país, que tiene muchas razones históricas y políticas. Lógicamente, hay pocas oportunidades de trabajo en un medio saturado por lo internacional; en la música ese es un problema fundamental. Existe una gran cantidad de músicos en este país; en las ultimas generaciones éstos son tremendamente buenos, eficientes, bien formados, con muy pocas oportunidades de trabajo (artístico, porque comercial sí hay) en un medio saturado por la música comercial y, además, en los últimos tiempos, con el proceso de globalización, saturado también por los músicos internacionales, lo cual empieza a producir un menoscabo en lo que es la identidad y la expresión del músico nacional.
Por otra parte, el artista, especialmente el músico, tiene poca disciplina personal y poca conciencia organizativa, lo cual es un punto débil en lo que se refiere a cómo enfrentar de una manera diferente los retos que genera la sociedad actual, tomando en cuenta que ni siquiera hay capacidad organizativa. Hay, además, poca experiencia en producción artística y en organización del trabajo, en relación con la tecnología moderna aplicada a las artes; eso quiere decir que es difícil llevarle el pulso a la tecnología que surge (en música eso es fundamental, el sonido que se está produciendo en las metrópolis o en las grandes ciudades del mundo muchas veces es difícil de alcanzar y si se alcanza es a un precio muy alto, lo cual no es posible para muchos músicos).
Hay pocas posibilidades, por muchas razones, de entrar en el mercado internacional. Por causas puramente de mercado, pero también por una razón que tiene que ver de nuevo con la identidad cultural del músico en Costa Rica. Para poder ofrecer algo diferente y original hay que hacer algo diferente y original, y si seguimos siendo sólo reproductores de esquemas, obviamente vamos a salir al mercado internacional llevando cosas que ya se oyeron, que ya son conocidas y que, de repente, ya estaban hechas.
Todo esto tiene algunas consecuencias. En general tenemos un arte sin perfil, con identidad confusa o pobre, un arte comercializado, y se produce frustración y desencanto en el medio artístico, se produce la emigración, la subutilización del talento. Todo esto no quiere decir que no hay talento o que no hay formación, sino que hay toda una estructura adversa que tergiversa, que confunde, que distorsiona el trabajo y la expresión pura del artista.
Me atrevo a señalar algunas posibles salidas, algunas cosas que sería interesante que se lograran. En primer lugar, me parece que la organización de los artistas es fundamental, pues no se puede enfrentar nada de manera individual; desgraciadamente el medio costarricense provoca la individualización porque cada uno anda buscando el favor de alguien en el Ministerio de Cultura o en una empresa comercial; cada uno busca su acomodo y eso deteriora la conciencia organizativa de los artistas. Sigue habiendo, por otra parte, una gran ausencia de políticas culturales que favorezcan la producción nacional. Sería interesante, también, crear conciencia en los medios de comunicación; tal vez sería bueno establecer encuentros entre artistas y los medios de comunicación para que entiendan lo que se está haciendo acá, y que los periodistas no lleguen a entrevistar solamente cuando salió un espectáculo, cuando ya vieron todo armado y montado, sin profundizar en lo que se está haciendo, sin entender realmente la producción artística nacional. Otra cosa urgente es la revisión de leyes que afecten la producción artística, ya que hay leyes que son buenas y que son interesantes, pero su violación es pan de todos los días; habría que revisarlas y hacer cumplir ciertas leyes que favorecen la producción artística nacional. Luego, la formación de cuadros en campos fundamentales; en Costa Rica se siguen haciendo una serie de actividades, ligadas a la producción artística, de manera totalmente artesanal, espontánea, equivocada; formación en el campo de la ética para los artistas sería importantísima, para que entiendan de qué se trata todo esto; sociología del arte, para entender qué significa el arte o la producción artística en la sociedad; es necesaria la formación, o la generación de conciencia, sobre la identidad cultural; es necesario el conocimiento de técnicas de mercado artístico para entender de qué se trata porque estamos en una lucha entre lo que es hacer arte y lo que es vender arte y, si uno va a vender el arte, por lo menos entender cómo funciona la cosa y vender el arte de una manera más digna; son importantes los conocimientos sobre técnicas de organización del trabajo y sobre producción artística.
Hay un problema general del país: el complejo de inferioridad, que genera un montón de problemas en torno a lo que es creer en la producción nacional, en algo original de este país; y uno se asusta, se asombra de cómo el mismo trabajo que uno hace acá expuesto en foros internacionales tiene una recepción muy diferente. Si uno partiera de la aprobación y del apoyo de las instancias oficiales nacionales y de los medios de comunicación, uno se hubiera retirado hace tiempo y estaría haciendo otra cosa. En Costa Rica hacer arte con cierta honestidad y con cierta dignidad es un trabajo de gente cabeza dura y de mucha perseverancia.
* Transcripción de su participación en la mesa redonda Aportes de los artistas a una agenda nacional de cultura (24 de julio de 1996) en el foro La voz de los artistas al final del milenio, organizado por el Centro de Investigación, Docencia y Extensión Artística (CIDEA) de la Universidad Nacional.
** Músico; integrante del grupo musical Cantoamerica. Trabaja en la Universidad Estatal a Distancia (UNED).
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miércoles, 27 de mayo de 2009
Discurso Premios ACAM 2009
Manuel Monestel
Hace 30 años las figuras de Walter Ferguson y del calypso limonense eran ignoradas o poco conocidas por la población del Valle Central.
En aquellos primeros años de la década de los 80 aprendíamos con Cantoamérica, con respeto y admiración, las canciones de este gran calypsonian.
La reacción del público en San José, era variada, algunos entraron en la onda del calypso y lo disfrutaron desde el primer momento, otros criticaban esos cantos en un inglés raro, posiblemente estaban muy acostumbrados al inglés de la barata música pop americana que la radio les transmitía constantemente.
Durante décadas, los prejuicios históricos no permitían a ese público valorar plenamente y disfrutar de la rica y múltiple cultura de nuestro país, lo que hacía difícil que pudieran valorar un compositor del calibre de Walter Ferguson. Ya en lo albores de los 80 la empresa Folkways de Estados Unidos había venido a Cahuita a grabar al trovador y poco después el Ministerio de Cultura hizo otro tanto. El Smithsonian Institute lo incluyó entonces en su catalogo.
Cantoamérica graba por primera vez dos temas de Ferguson en 1985, en México, por medio de la empresa independiente Ediciones Pentagrama, los temas eran GOOD y Tacuma and Anansy´s Party.
El prestigio del calypsonian Ferguson crece con el pasar de los años y gente de todo el mundo llega a Cahuita para conocerlo y conseguir su música grabada caseramente en cassettes.
Los calypsos de Mr. Gavitt son valorados y gustados por públicos que los escuchan, interpretados por Cantoamérica, en festivales y conciertos en distintos lugares del mundo.
Con la llegada del nuevo siglo, Costa Rica se asoma a su propia ventana y lentamente comienza a entender su propia cultura. Con el surgimiento de Papaya Music y en este nuevo contexto se llevan a cabo las grabaciones del material de Ferguson, que por primera vez circulan para un público amplio, con gran éxito y por cierto, sin la participación de la radio como impulsora de este material.
El fenómeno de Walter Ferguson es una muestra que ilustra la historia reciente de la música en nuestro país, en la cual los talentos musicales locales pasan desapercibidos para las emisoras de radio, que muy ocupadas con sus compromisos con las grandes empresas transnacionales de la música, no tenían ni el tiempo, ni el interés en la música nacional.
Esta relación cuasi servil con las grandes empresas propició la invisivilización de nuestra música en el dial, con apariciones incidentales y temporales de algunos temas nacionales.
La presencia permanente de material músical importado , de moda y no siempre de calidad, genera una sensación de inexistencia de buena música nacional y el público se mantiene en la ignorancia y la oscuridad propiciada por los medios de comunicación que por su parte, deberían contribuir con el mejoramiento del nivel cultural de la población.
Hoy ante un altercado y choque de intereses empresariales la música nacional y los músicos que la ejecutan y la interpretan, continúan en desventaja total en tanto siguen sin tener un digno lugar en la radiodifusión y sin poder acceder a la recolección de sus derechos de interpretación que la ley certifica, en virtud de una pelea confusa y poco sincera de grandes intereses económicos.
La hermandad entre las radios y las empresas transnacionales se ha roto, posiblemente por los cambios en la distribución y venta de música experimentados en la última década. Ahora los oligopolios radiofónicos se rasgan las vestiduras y añoran aquellos dorados años de componendas, payola y otros negocios típicos de la industria musical internacional.
En medio de este debacle, nos colocan a los músicos como oportunistas que queremos aprovecharnos de las pobres radios, inocentes y albas. Los músicos costarricenses debemos tener conciencia que nuestro trabajo es digno y de gran calidad y que merecemos ser escuchados, independientemente de intereses económicos y peleas en donde los que menos espacio de voz tenemos somos los músicos y en donde de manera poco ética se bombardea a la población todos los días, con informaciones inexactas.
Walter Ferguson, Ray Tico, Gilberto Hernández, Herberth Glinton, Cyril Silvan, Chavela Vargas y otros tantos músicos de las anteriores y de las actuales generaciones, han demostrado con inmensa dignidad lo que es hacer música a pesar del poco o nulo apoyo del medio costarricense. En ese contexto, la radio será juzgada en algún momento de nuestra historia como responsable de haber participado directamente en un proceso desigual e injusto contra la música nacional.
Viva Walter Ferguson , viva la música nacional, que resiste a pesar de la miopía y la mezquindad de la radiodifusión costarricense.