Discurso pronunciado durante la entrega de Premios ACAM 2009
Manuel Monestel
Hace 30 años las figuras de Walter Ferguson y del calypso limonense eran ignoradas o poco conocidas por la población del Valle Central.
En aquellos primeros años de la década de los 80 aprendíamos con Cantoamérica, con respeto y admiración, las canciones de este gran calypsonian.
La reacción del público en San José, era variada, algunos entraron en la onda del calypso y lo disfrutaron desde el primer momento, otros criticaban esos cantos en un inglés raro, posiblemente estaban muy acostumbrados al inglés de la barata música pop americana que la radio les transmitía constantemente.
Durante décadas, los prejuicios históricos no permitían a ese público valorar plenamente y disfrutar de la rica y múltiple cultura de nuestro país, lo que hacía difícil que pudieran valorar un compositor del calibre de Walter Ferguson. Ya en lo albores de los 80 la empresa Folkways de Estados Unidos había venido a Cahuita a grabar al trovador y poco después el Ministerio de Cultura hizo otro tanto. El Smithsonian Institute lo incluyó entonces en su catalogo.
Cantoamérica graba por primera vez dos temas de Ferguson en 1985, en México, por medio de la empresa independiente Ediciones Pentagrama, los temas eran GOOD y Tacuma and Anansy´s Party.
El prestigio del calypsonian Ferguson crece con el pasar de los años y gente de todo el mundo llega a Cahuita para conocerlo y conseguir su música grabada caseramente en cassettes.
Los calypsos de Mr. Gavitt son valorados y gustados por públicos que los escuchan, interpretados por Cantoamérica, en festivales y conciertos en distintos lugares del mundo.
Con la llegada del nuevo siglo, Costa Rica se asoma a su propia ventana y lentamente comienza a entender su propia cultura. Con el surgimiento de Papaya Music y en este nuevo contexto se llevan a cabo las grabaciones del material de Ferguson, que por primera vez circulan para un público amplio, con gran éxito y por cierto, sin la participación de la radio como impulsora de este material.
El fenómeno de Walter Ferguson es una muestra que ilustra la historia reciente de la música en nuestro país, en la cual los talentos musicales locales pasan desapercibidos para las emisoras de radio, que muy ocupadas con sus compromisos con las grandes empresas transnacionales de la música, no tenían ni el tiempo, ni el interés en la música nacional.
Esta relación cuasi servil con las grandes empresas propició la invisivilización de nuestra música en el dial, con apariciones incidentales y temporales de algunos temas nacionales.
La presencia permanente de material músical importado , de moda y no siempre de calidad, genera una sensación de inexistencia de buena música nacional y el público se mantiene en la ignorancia y la oscuridad propiciada por los medios de comunicación que por su parte, deberían contribuir con el mejoramiento del nivel cultural de la población.
Hoy ante un altercado y choque de intereses empresariales la música nacional y los músicos que la ejecutan y la interpretan, continúan en desventaja total en tanto siguen sin tener un digno lugar en la radiodifusión y sin poder acceder a la recolección de sus derechos de interpretación que la ley certifica, en virtud de una pelea confusa y poco sincera de grandes intereses económicos.
La hermandad entre las radios y las empresas transnacionales se ha roto, posiblemente por los cambios en la distribución y venta de música experimentados en la última década. Ahora los oligopolios radiofónicos se rasgan las vestiduras y añoran aquellos dorados años de componendas, payola y otros negocios típicos de la industria musical internacional.
En medio de este debacle, nos colocan a los músicos como oportunistas que queremos aprovecharnos de las pobres radios, inocentes y albas. Los músicos costarricenses debemos tener conciencia que nuestro trabajo es digno y de gran calidad y que merecemos ser escuchados, independientemente de intereses económicos y peleas en donde los que menos espacio de voz tenemos somos los músicos y en donde de manera poco ética se bombardea a la población todos los días, con informaciones inexactas.
Walter Ferguson, Ray Tico, Gilberto Hernández, Herberth Glinton, Cyril Silvan, Chavela Vargas y otros tantos músicos de las anteriores y de las actuales generaciones, han demostrado con inmensa dignidad lo que es hacer música a pesar del poco o nulo apoyo del medio costarricense. En ese contexto, la radio será juzgada en algún momento de nuestra historia como responsable de haber participado directamente en un proceso desigual e injusto contra la música nacional.
Viva Walter Ferguson , viva la música nacional, que resiste a pesar de la miopía y la mezquindad de la radiodifusión costarricense.